El spanking sexual es todo un arte
Los azotes o spanking pueden aportar mucho a la performance sexual, dar un extra de excitación a tus relaciones y quién sabe, quizás descubras una nueva faceta del placer que desconocías (siempre y cuando ambxs estéis en la misma onda, por supuesto)... ¡Descubre qué es el spanking!
¿Qué es el spanking?
Antes de saber qué es el spanking, debes saber que es una práctica que se engloba en el paraguas del BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) y que consiste en azotar las nalgas o la parte trasera de los muslos en un contexto sexual o erótico que juega con el límite del placer y el dolor. Y es que, aunque el BDSM pueda sornarte a algo mucho más “extremo” por la imagen que nos han vendido, lo cierto es que un simple azote se engloba dentro de esta disciplina.
Consentimiento
Y, como toda práctica erótica o sexual, sobre todo aquellas relacionadas con el BDSM, el spanking debe llevarse a cabo siempre con el consentimiento de las partes involucradas: es esencial establecer límites y códigos de seguridad para garantizar que ambxs disfrutéis de la experiencia.
Consejos para azotar o practicar spanking
Lo primero es lo primero
aunque suene repetitivo antes de nada aseguraos de que es algo que a ambxs os apetece hacer. ¡No hay nada peor que un azote fuera de lugar! Además, lo ideal es que os sintáis cómodxs para expresaros libremente si en algún momento queréis parar.
¿En qué zona hago spanking?
Lo más habitual a la hora de llevar a cabo esta práctica es azotar las nalgas, pero también podéis probar a hacerlo en la zona de debajo de las nalgas o en la parte trasera de los muslos.
Ponte cómodx
Busca la postura con la que estés más a gusto, siempre teniendo en cuenta que la zona que va a ser azotada debe quedar expuesta. Una de las posturas más cómodas suele ser a “cuatro patas”, más conocida como “perrito”. Pero, vamos, ¡ahí entra vuestro propio criterio!
Poco a poco
Empieza acariciando la zona con los dedos o con la palma de la mano. Después, empieza a azotar suavemente con la mano abierta y relajada para que el impacto no sea demasiado intenso.
Aumenta la intensidad
Ahora sí (y si a la persona azotada le apetece) podéis ir aumentando la intensidad progresivamente. Puedes probar a poner la mano más rígida y a dar golpes más secos y rápidos. Puedes combinar los azotes con un agarre final o acariciando la zona.
Con complementos
Si queréis explorar más allá de las manos, también podéis hacer uso de complementos especializados para esta práctica, como la paleta spanking, látigos, o azotadores grandes o minis.
Aftercare
Sobre todo, id viendo lo que os apetece y, cuando hayáis terminado, hablad de lo que os ha gustado para saber cómo mejorar para la próxima vez.
Pues ya sabes qué es el spanking y que siempre que sea una práctica consensuada... ¡un buen azote puede ser de lo más excitante!